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SHERPAS Y PORTEADORES |
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Fecha: 10/12/2004 |
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El Sherpa en un pueblo de raza tibetana que habita una pequeña parte del territorio noroeste de Nepal, el Solo-Khumbu, en los valles que mueren al pie de las montañas más elevadas del planeta. Este pueblo de religión budista subsistía básicamente de pequeños cultivos y de sus rebaños de yaks, realidad truncada desde que la conquista del Everest colocó a Tenzing Norgay y a su pueblo en el mapa del mundo.
El turismo ocupa ahora mucho más a los sherpas que los yaks y trabajan para agencias importantes como porteadores de altura. Algunos ganan hasta 6.000 € por expedición, aunque también encabezan las listas de desaparecidos por accidente, edemas o congelación.
Ni porteadores ni sherpas son animales de carga, aunque su aclimatación innata y su fuerza despisten un poco. Los primeros tienen costumbre de madrugar y adelantarse al senderista para no llegar con retraso al punto de pernocta. Se paran varias veces para cocinar o descansar y es mejor dejarles seguir con su rutina. No tienen prisa y el senderista tampoco debería de tenerla. Además, muchos porteadores apenas alcanzan la mayoría de edad y caminan, con 25 kilos en la espalda, sobre chanclas tan míseras que a un occidental no le servirían ni para ir a la ducha. Su jornal diario (entre 6 y 8 €) se negocia antes de la partida y es costumbre darles, una vez concluida su tarea, una propina que al menos equivalga a una jornada de trabajo.
En alta montaña, los sherpas siguen fieles a su cliché: son fieles, amables, y voluntariosos, sobre toso si reciben un trato honesto. Merece la pena no olvidar que, en muchos casos, son un seguro de vida.
ARTICULO EXTRAIDO DEL Nº 2 DE CAMPO BASE DE ABRILL DE 2004.